Como hemos contado ya muchas veces, Clara nació con un principal objetivo: motivar, en la modesta medida que desde Pío Pío podemos hacerlo, a que leer sea algo que los niños y niñas disfruten como unos de sus hobbies principales, y no algo a lo que les obligan papá y mamá y en el colegio.
Pero Clara también nos llegó movida por una preocupación que desgraciadamente es una constante: la idea de que las víctimas más inocentes de una guerra son los más pequeños de la casa. Los que ya habéis leído la historia, sabéis que Clara es una niña que se ve un día sola en el mundo a causa de una guerra. Pero nuestra protagonista encuentra una vía de escape que le ayuda a que la realidad sea menos dolorosa para ella.
La vida en general es bastante injusta pero cuando somos adultos aprendemos a llevar esas injusticias lo mejor que podemos. Sin embargo, la infancia es una etapa que tendríamos que proteger a toda costa. Intentamos hacerlo y más o menos lo conseguimos en los países llamados del primer mundo. Por eso cuando escuchamos o leemos que en algún rincón de nuestra ciudad o país se ataca a esa inocencia, nos rasgamos las vestiduras y clamamos justicia por el daño cometido. Eso está muy bien, es lo correcto y lo humano. Pero, ¿qué hay de nuestra humanidad cuando eso mismo les pasa a los hijos e hijas de aquellos que tuvieron la mala suerte de nacer en países pobres? He visto con enorme frustración noticias donde la falta de esa humanidad que tanto defendemos a capa y espada, brillaba por su ausencia, este pasado verano. Cuando solo el mar fue el hogar de esos pequeños, que a la deriva esperaban ver qué grado de humanidad conservamos. Es complicada de manejar esa impotencia que se sufre cuando escuchas a algunos políticos hablar de ellos, como si fuesen cosas que devolver y no personas en el inicio de su vida.
"I´m afraid men are not always quite as clever as they think they are. You will learn that when you get a bit older" (Me temo que los hombres no son siempre tan inteligentes como ellos se creen. Ya lo aprenderás cuando seas un poco mayor). Matilda, Roald Dahl.
En Pío Pío nos gustaría pensar que pudiesen encontrar una escapatoria igual que nuestra Clara, y que al menos durante esos momentos fuesen felices.
Desde aquí adelanto que Clara tendrá un final feliz, porque no existe otra alternativa para nosotras que terminar su historia con un bello adiós, y ojalá eso fuese también posible para la totalidad de los niños y niñas del mundo, quimeras aparte.
Besos y mucha lectura.
Comments