Julieta tiene un problema que le trae de cabeza. Y es que lleva muchos días sin poder ver a su abuela.
Cuando era más pequeña y dormía en su cuna, su abuela le cantaba canciones sobre la luna.
Pero ahora no puede verla, y Julieta sueña con abrazar a su abuela.
Cada mañana pregunta si la puede ver. Su madre triste, le responde que aún no lo pueden hacer. Todas los días la abuela Cloe llama a su nieta, y le dice que no se preocupe ni esté inquieta.
Un noche mientras sueña, Julieta va volando sobre una cigüeña. Desde una nube ve la casa de su abuela Cloe y grita, pero ella no la oye.
Un día muy enfadada, Julieta pide que la lleven a su casa.
-Julieta,- le dice su madre,- ya te expliqué que de casa no podemos salir. Hay un virus que a la abuela le podríamos transmitir.
-¡Pero mamá, es que tengo tantas ganas de abrazar a mi nana!
-Tengo una idea que te puede ayudar. ¡Corre y busca una foto de la abuela, y ahora verás!,- dijo la mamá de Julieta.
Julieta buscó una foto en su habitación, y rápida como una liebre fue a descubrir la solución.
Su madre le esperaba, y entre sus manos llevaba una almohada. La fotografía de la abuela cogió, y en la almohada la pegó.
-Mientras esperamos que llegue el día, puedes abrazar a tu abuela y sentirla cerca de tus mejillas. Desde entonces Julieta dormía abrazada a su abuela cada día.
Ahora estaba más contenta porque la sentía más cerca.
Una mañana mientras hacía la cama escuchó el timbre sonar. Y la voz de su abuela encendió de nuevo el hogar.
Bajó corriendo las escaleras y abrazó muy fuerte a su abuela.
-¿Me has echado de menos Julieta?
-Mucho abuela Cloe, pero ahora siempre te puedo abrazar, ¿verdad mamá?,- Julieta y su madre se guiñaron un ojo.
Después rieron juntas porque el virus desapareció y los abrazos infinitos volvieron entre las dos.
Vivimos tiempos complicados y hay que hacer las cosas con mucho cuidado.
Julieta entendía que a su abuela no podía ver cada día.
Tenía que ser paciente, y esperar tranquilamente.
Los abrazos son muy necesarios, pero hay que ser valientes y solo darlos cuando sea conveniente.
Y cuando llegue ese día que todos esperamos ¡LOS ABRAZOS SERÁN INFINITOS Y LOS MÁS BONITOS!
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