Érase una vez un cielo de seis lunas, coronando un planeta vacío desde su cuna.
Las lunas hermanas bailaban y los días pasaban, pero nada en el cielo ni en la tierra cambiaba.
Solo las lunas daban una tibia luz, y era algo triste aquel planeta azul.
Pero un día la fuerza de las hermanas creo una nueva magia. Poderoso y maravilloso el hechizo de las lunas forjó, unos hilos dorados con los que algo diferente modelaron.
De cada hermana pequeñas estrellas al planeta llegaban. Y hubo más luz desde aquel día y gracias a ella llegó la vida.
Los océanos temblaban, la tierra palpitaba, ¡algo extraordinario pasaba! Los árboles llenos de hojas brotaban y los peces sobre el mar saltaban.
Las lunas hicieron magia otra vez, cosiendo multitud de estrellas nuevas y uniéndolas a todas ellas.
Entonces un aro de luz enorme llenó el horizonte: el sol comenzó a vivir, gracias a las lunas y las estrellas que lo hicieron surgir.
Los animales llegaron, los árboles se llenaron con frutos morados y anaranjados. Las aves surcaron los cielos y la vida llenó el mundo entero.
El planeta azul se dibujó con otros colores. y las lunas entendieron que su misión era seguir dibujando otros lugares con sus magias lunares.
Una sola se quedó para cuidar en sus noches aquel hermoso mundo, dándole con la aurora al sol su turno.
Las otras hermanas navegaron a otros planetas, aunque jamás olvidaron y siempre llevaron en su corazón al primero: la Tierra.
Commenti