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Foto del escritorElvira y Gema

EL BOSQUE DE LAS MIL HISTORIAS


Querida Teresa:

Soy mamá. Te escribo esta carta porque estoy muy contenta, ya que anoche me dijiste que querías leer tu primer cuento sola. Sabes que escribo libros para adultos, y hace ya muchos años que no escribo cuentos. Pero cuando ayer me pediste una historia especial, supe que había llegado el momento de volver a un lugar y contarte cómo empezó todo...

“Hace mucho tiempo, una niña llamada Ana fue de excursión al bosque con el colegio. Ana vivía en la gran ciudad y jamás había pisado la hierba, nunca había abrazado un árbol, ni siquiera tenía una planta en casa. Aquella fue la primera vez que contactó con la naturaleza y Ana no quería olvidar nada, así que se subió a un árbol, y desde la rama más alta, observó todo a su alrededor e imaginó mil historias: sobre las aves, las ardillas, las nubes, el mar y los peces...

Sus amigas se subieron a otras ramas y al escucharla, se quedaron embobadas oyendo todo lo que su imaginación dibujaba.

Incluso los pájaron parecían interesados y Ana cada vez más emocionada, sentía su cabeza llena de historias soñadas.

Cuando el profesor vino a decirles que el viaje terminaba, Ana cortó algunas pequeñas ramas del árbol y se las llevó a casa.



Las cobijó en jarrones y las repartió por su habitación. Entonces Ana se puso en medio y sintió que estaba de nuevo en el bosque. Cogió un cuaderno y escribió en él todas las historias que ya había contado, y muchas más que vinieron detrás.

Ana visitó más veces el bosque a lo largo de su vida, pues era el lugar en el mundo que más le inspiraba. Los pájaros a veces le silbaban historias para que las contara. Si observaba bien los troncos de los árboles, las hojas de las ramas, las raíces que del suelo brotaban, podía entender lo que el bosque pedía en silencio. Las historias del bosque, con la ayuda de Ana, llegaron a muchos lugares, y ésta que hoy estás leyendo fue la primera de todas: la historia de cómo comencé a escribir.”



Cuando Teresa terminó de leer la carta, su primera historia sola, estaba tan feliz que no podía parar de reir. Su madre Ana estaba a su lado sentada y también estaba entusiasmada.

-Ya habrás adivinado que la pequeña Ana fui yo hace muchos años,- dijo Ana a su hija.

-Lo supe desde que empecé a leer, sabía que Ana eras tú,- dijo Teresa guiñándole un ojo a su madre,- ¡ Y quiero más historias del bosque mamá!

Ana se quedó pensando un buen rato y luego dijo con una gran sonrisa:

-Se me ocurre una idea genial: llevarte al bosque, para que juntas imaginemos nuevas historias,- Ana se puso de pie y le dio una mano a su hija.- ¿Vamos?

Teresa cogió la mano de su madre y también se levantó. Ambas estaban preparadas para iniciar juntas el gran camino que se abría ante ellas, allí, EN EL BOSQUE DE LAS MIL HISTORIAS.

-¡Vamos mamá!

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