Cuando las hermanas pusieron sus pies en la barca, se despidieron por última vez de su casa.
Muchas barcas salieron aquel día, buscando una nueva y mejor vida.
Aunque un poco tristes sí que estaban, las dos hermanas también tenían esperanza.
Su madre les dijo que irían a un nuevo país donde vivirían aventuras sin fin.
Pero la primera aventura de todas sucedió en el viaje que hicieron a través del mar, pues una fuerte tormenta tuvieron que atravesar.
Una ola muy alta sacudió la barca con fuerza, haciendo que su madre cayera y entre las aguas se perdiera.
Las hermanas gritaron fuerte: -¡Mamá, mamá!
Pero sus gritos se perdieron en medio de la tempestad.
La tormenta duró tanto tiempo que terminaron perdidas del resto.
Ni una sola barca había a su alrededor y eso también les asustó.
Entonces recordaron que debían buscar, una torre alta en medio del mar. Aquella torre tenía una luz que borraría toda inquietud.
Pero pasaba el tiempo y las niñas tenían hambre y sed, aquel no fue un viaje en el que lo pasaran bien.
Siempre habían pensado que los viajes estaban llenos de emociones y alegrías, pero en aquel parecía que eso no sucedería.
A pesar de todo, jamás se sintieron solas, pues muchos peces las acompañaron saltando entre las olas.
Cuando ya estaban tan cansadas que los ojos casi se les cerraban, descubrieron una luz en la distancia.
Las hermanas sonrieron y se cogieron de las manos, por fin a su destino habían llegado.
En la torre les esperaban una mujer y su hija. Les dieron agua y comida y les hablaron sobre sus vidas
Hace muchos años la madre de la mujer, siendo pequeña, tuvo que dejar su país por culpa de una guerra.
Unos BRAZOS ABIERTOS, la salvaron en el mar. Y aunque era muy pequeña, aquel día prometió que a eso mismo se iba a dedicar.
Construyó aquella torre, llamado FARO DE LA ESPERANZA, y desde entonces su luz guiaba a todas las personas que lo necesitaban.
Pues ella había encontrado una vida mejor, gracias a la ayuda que un día se le prestó.
Y todas las personas, sin importar el color de su piel, en aquel faro encontrarían la amistad más fiel.
Al día siguiente llegaron más barcas, entre ellas la que llevaba a la mamá de las hermanas.
Y en aquel faro todos encontraron, el refugio más esperado.
Aunque esta historia tiene un bonito final, no debemos olvidar que no todos los viajes terminan encontrando la luz que les debe guiar.
Todas las personas merecen un futuro mejor, y nadie, nadie debería detenerles en su misión.
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