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Foto del escritorElvira y Gema

LA ALEGRÍA DE ALLEGRA.

Allegra echaba de menos el mar, no lo podía remediar.

No le gustaba la lluvia ni el frío, y le molestaba la ropa de abrigo.

Allegra estaba deseando que llegase el verano y poder ir por la playa paseando.

Pero las semanas pasaban muy lentas y eso no le ponía nada contenta.

Un día cuando en su clase escuchaba la lección, Allegra se vio saltando en el mar bajo el sol. Eso le hizo sentir tanta alegría, que sin darse cuenta en medio de la clase sola se reía.

La profesora la llamó para que prestara atención.

Allegra de su maravilloso sueño despertó, sintiendo una gran decepción.

Miró por la ventana y vio la lluvia que contra el crital traqueteaba.

Cuando le tocaba ponerse a estudiar en su habitación, Allegra también perdía pronto la atención: sentía que volaba por el cielo, y llegaba rápido al lugar de sus anhelos.



La imaginación de Allegra era tan poderosa, que casi podía sentir como la mojaban las olas.

Un día en el recreo se dejó llevar de nuevo, pero unas voces alegres la trajeron de regreso.

Sus amigas jugaban saltando sobre los charcos, que la lluvia había ido dejando. Sus risas eran tan fuertes que Allegra se puso a reir también de repente.



¡Cuántas risas se abría perdido, cada vez que su imaginación viajaba a su mundo escondido!

Allegra comprendió que aunque el pasado y el futuro le hicieran sentir alegría, nada le hacía estar mejor que disfrutar del hoy con sus amigas.

Y aunque Allegra nunca dejó de imaginar fuerte, también aprendió de la ALEGRÍA de estar más presente.


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