Érase una vez dos buenas amigas Gema y Elvira, que estaban muy unidas.
Un día Gema recibió una terrible noticia. A su padre en el trabajo lo iban a cambiar y por eso de ciudad se tendrían que mudar.
Cuando la niña se lo explicó a su amiga, las dos lloraron un montón por la inesperada separación.
-¡Qué tragedia tan grande! Jamás encontraré una amiga como tú,- dijo Gema que era la que se iba a mudar.
-Hablaré con mi padre para que busque trabajo donde tú te vas,- dijo Elvira muy convencida.
-¡Ay ojalá!,- suspiró Gema abrazando a su querida amiga.
Pero los días fueron pasando y el plan fue fallando. Las amigas se despidieron entre lágrimas y prometieron mandarse cartas y hablar por telefono todas las semanas.
Y aunque recibían bonitas cartas y pasaban al telefóno muchas horas, nada era tan divertido como las aventuras y los juegos que antes vivían juntas.
Un día mientras charlaban a Elvira se le ocurrío una gran idea:
-¿Y si vivimos nuestras aventuras escribiéndolas, como si fueran un cuento, nuestro propio cuento?
-¡Genial! Tú las puedes escribir y yo las puedo dibujar,- respondió Gema.
-Qué fantástica idea! Ahora nuestros juegos tendrán además dibujos y letras,- dijo entusiasmada Elvira.
-Ya estoy deseando ponerme manos a la obra,- aplaudió Gema.
Las niñas colgaron el teléfono y dieron rienda suelta a su imaginación.
Elvira pensó en la gran aventura que le gustaría tener con su amiga Gema, y hasta por las noches antes de dormir, se ponía a veces a escribir. Gema que dibujaba maravillosamente le daba formas y color a todas las ideas que tenía en mente.
Las niñas crearon un camino de nubes que les llevaba hasta el espacio. Las amigas vivieron aventuras en planetas donde los peces flotaban fuera del agua entre amapolas, y las aves nadaban muy rápido entre las olas.
Y así pasaron muchas horas jugando, mientras el bonito cuento iban imaginando.
La historia fue tan divertida, que cuando la terminaron se la leyeron a sus nuevas amigas, pues Gema y Elvira encontraron nuevas amistades a lo largo de toda su vida. Pero entre ellas siempre hubo un lazo muy especial, gracias a los cuentos que no dejaron nunca de soñar.
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